El Arte Renacentista

re los siglos XV y XVI triunfó en Europa un movimiento de renovación cultural y artística que se carateriza por la recuperación de la antiguedad grecorromana y por la ruptura con la tradición estética medieval a la que calificaba de "estilo de bárbaros".
 
 
EL HUMANISMO

 
El hombre, estudio para un canon de proporciones por Leonardo da Vinci.
Surgido en Italia, en el siglo XV, el renacimiento se vio favorecido por una serie de importantes cambios en el orden político social y económico, que propiciaron el desarrollo de la concepción del universo antorpocentirsta de signo laizante que iba a sustituir al teocentrismo medieval. Se sustituyó así la omnipresencia de lo religioso por una afrimación de los valores del mundo, y el hombre se convertía en la nueva medida de todas las cosas, inspirando el humanismo en el que se basó sin renunciar a la tradición cristiana, la cultura renacentista.

 
El Arte Renacentista

 
En el campo artístico, este regreso a las fuentes de la civilización occidental la antiguedad grecorromana, supuso el abandono del lenguaje gótico, y el resurgimiento de antiguas formas arquitectónicas como el orden clásico en las columnas la utilización de motivos formales plásticos o pictóricos antiguos, pero también la apropiación de temas de la mitología y de la historia, así como la adopción de elementos simbólicos como el arco de triunfo. Surge asimismo una nueva relación con la naturaleza, en un arte preocupado por fundamentar racionalmente su ideal de belleza: belleza y armonía no eran más reflejo de la divin creación sino expresión de un orden intelectual basado en el número y la proporción. La actitud antropocéntrica del renacimiento hizo del hombre la medida de todas las cosas, y el cuerpo humano se conviertió en el paradigma de la perfección y en el objetivo fundamental de loas artistas. La copia exacta de la realidad se convertía de este modod en el objetivo primordial, favorecida por el descubrimiento y la paliacación de la sleyes de las perspectiva lineal que permitieron a los artistas renacentistas representar el espacio en tres dimensiones.

 

 
LA ARQUITECTURA

 
En sus inicios, Filippo Brunelleschi se enfrentó a un importante reto arquitectónico contruir la cúpula de Santa Maria del Fiore de Florencia que supo resolver de forma genial con un doble casco autoapoyado en un sistema de armadura interior.
 

 

 
A pesar de que no hubo una ruptura violenta con las formas arquitectónicas góticas, el renacimiento supuso su constitución por un nuevo sistema consturcitvo, geométrico y clásico inspirado en la antiguedad clásica: círculo, cuadrado, cubo y cilindro eran las formas más adecuadas para l aracionalidad y regularidad de unos edificios que buscaban la claridad de los motivos y un espacio articulado armónicamente. Una arquitectura que se basó e uns sistema teórico racional, en una belleza fundamentada en un racionalismo matemático: <... en una determinada conocordancia sistemática entre sí y con la totalidad de manera que no se puede añadir , quitar o alterar nada en el contexto sin perjudicarla...> como escrbía el teórico y arquitecto Leon Battista Alberti.
 
El edificio renacentista se concibe, en efecto como una repetición armoniosa y proporcionada de partes o de elementos que crean un espacio racional y simétrico. Esta visiónrenacentista de la arquitectura queda claramente establecida en la obra de los tratadistas teóricos, entre los que destaca el citado Albertti, cuya De re aedificatoria se convirtió en una refrencia fundamental para los arquitectos renacentistas.
 
El quattrocento
 
El edificio rencentista es un espacio de dimensiones más humanas, a la medida del hombre, y por esto la verticalidad del gótico dejó paso a una arquitectura en la que predominan la horizontalidad y las líneas rectas. Esta recuperación del lenguaje clásico constructivo y decorativo supuso la sustitución de la bóveda de crucería, el macizo pilar gótico y el arco apuntado por los órdenes clásicos, el arco de medio punto , columnas y pilastras, u techo plano cubierto de casetones o bóvedas de cañón, reservando la gran cúpula romana semisférica para los espcios centalizados. Las plantas buscan una simétrica y calculada perfección, con preferencia por la planta basilical y la central, y un ambinete diáfano, opuesto a la coloreada penumbra de la iglesia gótica. Característica de la arquitectura cuatrocentista es la decoración de los edificios con motivos clásicos, como grutescos, almohadillados, guirnaldas y formas vegetales y animales  de extraordinaria belleza. Reaparecen, además los capiteles clásicos, así como los frontones triangulares o curvos, que se emplean sobre todo en la decoración de las fachadas.
 
Las formas racionales y geométricas inspiradas en el arte clásico dominan la iglesia florentina de San Lorenzo.

 

 
Las primeras construcciones inspiradas en estos nuevos principios aparecieron en Florencia a comienzos del siglo XV, y su máximo representante es Filippo Brunelleschi, autor de la célebre cúpula de la catedral de Santa Maria dei Fiori, así como del Hospital de los Inocentes de la iglesia de San Lorenzo, de la iglesia del Santo Spirito y de la capilla Pazzi. También trabajaron en Florencia en esta época Alberti, a quien se debe el palacio Rucellai y al facjada de Santa María Novella, Michelozzo Michelozzi, que proyectó el palacio Medici-Riccardi y el claustro y la biblioteca del convento de San Marcos; y Benedetto da Maiano, autor del palacio Strozzi. Otras obras del quattrocento italiano son el templo malatestiano de Rímini, de Alberti; Santa Maria dei Carceri, de Giuliano da Sangallo; la cartuja de Pavía de Giovanni Antonio Amadeo, en al que adquiere una importancia en la decoración ; y el hospital de Milán obra de Filarete.
 
El cinquecento
 

 

 
Cúpula de San Pedro del Vaticano, obra de Miguel Ángel, inmensa obra hemisférica en el interior y ligeramente apuntada en el exterior.

 

 
El siglo XVI representa la segunda fase del renacimiento italiano, en la que Roma pasó a detentar la capitalidad artística, y en la que las nuevas formas comenzaron a extenderse por Europa. Se llevo a cabo una revisión de lso presupuestos estéticos del quattrocento, y la arquitectura, más severa y monumental se despojó del carácter ornamental de la etapa anterior para una más perfecta formulación de los ideales humanitas. Rigurosa y equilibrada la arquitectuira del cinquecentto se caracteriza por la susperposición de órdenes y por el sereno equilibrio de las contrucciones.

 
El cinquecentto representa por tanto la perfección clásica de las conquistas cuatrocentistas, con depuración de los elementos superfluos y decorativos, intentando aunar la armonía y la lógica con una solemne monumentalidad. Roma se convirtió en centro político religioso y cultural de Italia , entorno a la contrucción de la basílica de San Pedro y su reordenación urbanística. Su desarrollo está viculado a grandes nombres, como Donato Bramante, que logró con su temple de San Piettro in Montorio e el paradigma de la arquitectura clásica son su aspecto de templo circular antiguo, sobrio y austero; Antonio de Sangallo el Joven, autor del monumental palacio Farnesio de enérgica monumentalidad; Baldassare Peruzzi, al que se debe la Villa Farnesina; y Jacopo Sansovino, que proyectó en Venecia la iglesia de la Misericordia, el palacio Corner y la biblioteca Marciana, combinando la tradición veneciana con los órdenes clásicos.

 
Obra cumbre de este período es la basílica de San Pedro proyectaada por Bramante y modificada después por Miguel Ángel, a quien se debe la monumental cñúpula que la remata. Miguel Ángel constituye la figura capital del renacimiento, pero su obra anticipa ya el manierismo al sustituir el equilibrio bramantesco por la tensión, ys ometer el lenguje arquitectónico renacentista a una interpretación personal y dinámica. El último tercio del siglo XVI estuvo dominado por la figura genial de Andrea Palladio, que representa el clasicismo más puro, tanto en su teatro Olímpico deVicenza como en sus incomparables villas rurales.

 

 
La Aquitectura Renacentista en el resto de Europa

 
El castillo de Chambord, en el Loira francés. En la fachada contrasta el sobrio clasicismo de las ventanas con la fantasía de los pináculos.
 
 
En Francia la arquitectura renacentista se concretó en la construcción de algunos de los castillos del Loira: primero, hacia 1500, en los de Amboise y Blois, y más tarde transucrrido el 1515, en los de Azay-le-Rideu, Chnonceaux y, sobre todo el de Chmbord que pone de manifiesto una nuvea preocupación po la regularidad y la grandeza. Con Pierre Lescot, autor del ala occidental del Louvre, y Philibert Delorme, que contruyó el castillo de Anet, se afirmó un estilo arquitectónico nacional que reinterpretaba el renacimiento italiano.

 
En España la arquitectura del renacimiento se desarrolló en varias etapas. La primera fue la conocida como estilo plateresco, consistente en la aplicación de una gran profusión decorativa de característica claramente rencentistas, sobre formas todavía góticas o incluso ya renacentistas. Este estilo fue introducido por Lorenzo Vásquez, que dejó un interpetación muy decorativa del quattrocento italiano en la fachada del Colegio de la Santa Cruz de Valladolid y a quien se debe también el palacio e Cogolludo, en Guadalajara. El plateresco dejó paso a un estilo italianizante muy puro despojado de todo decorativismo, que tiene su máximo exponente en el palacio de Carlos V construid por Pedro Machuca en el recinto de La Alhambra de Graada. Un segundo estilo que se desarrolló en paralelo  fue le llamado estilo Cisneros, resultado de la combinación de tipo mudéjar. El prinicpal representante de esta corriente es Pedro Gumiel, arquitecto del cardenal Cisneros y autor de la antesala capitular de la catedral de Toledo así como de la capilla y el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. El estilo herreriano es la última fase representada por Juan de Herrera quien construyó el monasterio de El Escorial, la cual por su sencillez formal y austeridad le dan origen a este estilo.

 

 
El monasterio de El Escorial, obra de Juan de Herrera edificio austero y severo.
 
 
En Portugal la arquitectura siguió una evolución parecida a la de España, con una primera etapa dominda por el estilo manuelino, que tiene muchos puntos de contacto con el  plateresco,  y una segunda etapa en la que predominó el purismo de las formas italiana.
 
A la América española, el renacimiento arquitectónico llegó en la segunda mitad del siglo XVI, cuando inició la construcción de las grandes catedrales : la Santo Domingo, en estilo plateresco y las de Nuevo México, Puebla, Lima y Cuzco.
 
 
LAS ARTES FIGURATIVAS

 

 
La escultura y pintura renacentistas representan también una clara ruptura co la tradición del gótico final, todavñia pletórica de fuerzas en el siglo XV, a través del gótico internacional. Mitología, historia sagrada, temas astrológicos y esotéricos e inspiración humanista configuran la tmática más apreciada por los pintores renacentistas. Asu vez la afirmación del hombre como centro dle universo de nuevos géneros artísticos como el retrato. el monumento ecuestre y el sepulcro así como al abandono de las conveciones en la representación del espacio sagrado. El estudio del hombre se concreta, por tanto, en una gran preocupación por una represntación obejetiva fundamentalmente en las leyes de la perspectiva y las proporciones ideales, junto con el estudio científico de la anatomía.

 

 
La Ecultura Renacentista del quattrocento

 
La aproximación al ideal artístico de la antiguedad clásica fue también la meta de la escultura renacentista, que imitó a los artistas griegos y romanos no sólo en las formas monumentales y en la severidad y en la temática, sino también en los materiales mostrando una gran predilección por el mármol y el bronce. AL técnica de la fundación en bronce alcanzó en esta época una gra perfección, y las creaciones en mármol llegan a representar la paradigma del refinamiento. Se apreciaron los materiales nobles, pero también con otros pobres, como el barro cocido, pintado o vidriado, obtuvieron los artistas renacentistas bellos efectos. La máxima preocupación del escultor renacentista fue la perfecta expresión de las proporciones y de la anatomía del cuerpo humano, estudiadas particularmente en lso desnudos. En consonancia con estos ideales, los escultores se  destacaron por la escultura de bulto redondo, aunque también cultivaron el relieve en las figuras para sepulturas en bustos y medallones, y realizaron asimismo figuras ecuestres y sepulcros monumentales.

 
 
Detalle de la Puerta del Paraíso de Lorenzo Ghiberti, con escenas de la caída de Jericó. Realizada en el sigloXV para conmemorar la salvación de Florencia de la Peste.
 
 
Al igual que en la arquitectura, Florencia fue le centro de la escultura del primer renacimiento. El primer escultor plenamente renacentista fue Lorenzo Ghiberti, quien en 1402 ganó el concurso para la realización de la segunda puerta del baptisterio, obra todavía gótica, pero cuyas figuras muestran una perfección anatómica que predulia ya el renacimiento. Al mismo autor se debe la tercera puerta del baptisterio llamada Paraíso, realizada entre 1425 y 1452, que constituyen una obra cumbre dle nuevo estilo: en el interior de diez grandes rectángulos se desarrollan otras tantas escenas concebidas según las nuevas leyes de la perspectiva y tratadas co un estilo casi pictórico. También en 1425, el sienés Jacopo della Quercia inicó sus relieves parala portada central de San Petronio en Bolonia, destacándose por un estilo lleno de expresividad y mostrando preferencia por las formas hercúleas y monumentales. Coetáneo de ambos sería Donatello, con una producción marcada por el realismo drmático, que intentaba conciliar el quilibrio clásico y un cierto expresionismo basado en la realidad y el estudio naturalista de la figura humana. Hacia 1440 esculpió en bronce el famoso David, logrando una expresividad y una perfección en el modelado desconocido hasta entonces.
 
 
El David de Donatello.
 
 
La Escultura del cinquecento
 
Frente a un quattrocento básicamente florentino, el siglo XVI asistió al predominio romano y la delicadeza florentina dejó paso a una grandiosidad y sencillez monumental, con preferencia por las esculturas de bulto redondo sobre el relieve.
 
La escultura cinquecento italiano grandiosa y monumental está dominada por el genio de Miguel Ángel, cumbre del clasicismo rencentista y al mismo tiempo iniciador de la disolución formal que llevó al manierismo. En sus primeras obras consiguió un equilibrio admirable entre masa y movimiento ( El David), para luego evolucionar hacia una intensa expresividad, un predominio del movimiento y una deformación de los cuerpos que anunciaba ya el manierismo. Su concepción casi gigantesca de la figura humana, el equilibrio entre forma y movimiento expresivo, la perfección en el dominio de antamías y su estraordinaria técnica le permitieron plasmar cualquier concepto e idea.
 
 
Miguel Ángel cosigue extraer en La Pietà (Basílica de San Pedrio del Vaticano) toda la fuerza del bloque de mármol. En ella se equilibran el dramtismo de momento, visible en el tratamiento atormentado de los pliegues y la decisión divina en el rostro dulce y la carnadura suave de la Virgen María.
 
 
Otras figuras destacadas fueron Velasco de la Zarza, autor del sepulcro de El Tostado, en la catedral de Ávila y Bartolomé Ordóñez, al que se deben los relieves del trascoro de la catedral de Barcelonay los sepulcros de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, en la Capilla Real de Granada. Por el mayor dramatismo de sus figuras y la importancia que conceden al movimiento, se puede considerar ya manierista la obra de dos grandes personalidades artísticas de la época: Alonso de Berruguete, autor, entre otras muchas creaciones, del retablo de San Benito, y Juan de Juni a quien se deben el Santo Entierro del Museo de Valladodid, la Piedad de la Catedral de Segovia y la Virgen de los Cuchillos de la iglesia de las Angustias de Valladolid.
 
 
San Sebastián de Alonso de Berruguete (Museo Nacional de Bellas Artes, Valladolid).
 
 
LA PINTURA RENACENTISTA
 
La pintura cuatrocentista parte formalmente de la reacción contra el gótico internacional, proporniendo una evocación de la antiguedad, unida a la observación d ela naturaleza y un dominio de la perspectiva y la proporción que permite la representación de la realidad.
Dos fueron los aspectos que más contribuyeron a  la gran revolución de la plástica que tuvo lugar durante el quattrocento: el uso generalizado de la perspectiva lineal, desconocida hatsa entonces, y un afán de vercidad que se tradujo en la reproducción exacta de la realidad. De la combinación de estos dos factores nació una pintura radiclamente nueva, realizada principalmente ak temple y sobre tabla, en la que mepezó a aparecer habitualmente el paisaje como tema de fondo, y que además no se limitaba ya a la termática religiosa sino que cultivó también el retrato, buscando la individualidad del personaje el género mitológico y la alegoría. Cabe resaltar la desaparición de los retablos, propios del gótico y su sustitución por el cuadro de caballete y la pintura al fresco.
 
 
La Pintura del quattrocento
 
En la Flagelación de Cristo de Piero della Francesca ( Galería Nacional de las Marcas, Urbino) y su esquema perspectivo podemos apreciar el papel de las represntaciones arquitectónicas, que se convierten en elementos definidores de la perspectiva.
 
 
Durante el quattrocento, los pintores actuaron en efecto en un doble frente: la pintura al fresco y la pintura de caballete primero ésta con al técnica del temple y, a partir de la segunda mitad del sigl, al óleo. Durante la primera mitada del siglo, se sentaron la sbases del nuevo sistema d ela perspectiva, y a aprtir de la segunda mitad, se avanzó en el desarrollo de la anatomía en la plasmación dle movimiento y en el estableicmeinto de cánones de proporción basado en el cuerpo humano. La temática es sobre todo religiosa, mitológica y profana, y en ocasiones se realizan grandes composiciones alegóricas y mitológicas con la introducción de arquitecturas y paisajes, frecuentemente con elementos decorativos clásicos, interesados los artistas renacentistas en una representación realisat y un minucioso estudio psicológico de los personajes.
 
En la primera mitad del quattrocento fueron apreciadas las formas monumentales, la sobriedad expresiva y el empleo de la perspectiva, auqnue algunos pintores presentan reminiscencias del gótico internacional en el cromatismo vivo, incluyendo aún oro en sus pinturas, y en las líneas refinadas, mientras que ne la segunda mitad se prefirió el dinamismo a la monumentalidad, con introducción de elementos cotidianos. Luego, el dominio de las formas sería perfecto, alcanzándose niveles magistrales en la profundidad y representación del movimiento.
 
El quattrocento fue el siglo en el que florecieron dos artitas geniales de distinta significación: Fra Angélico, con una obra personal que intenta  conciliar elementos del lenguaj gótivo, como la idealizada temática religiosa, con la ultilización de formas decorativas y arquitectónicas clásicas, así como un sobrio uso de la perspectiva; y Masaccio, creador de un nuevo lenguaje que rompió con la tradición gótica, poderoso y monumental en el que destacan el nuevo realismo de las figuras y la nueva manera de entender la representación pictórica, patentes ya en los frescos de la capilla Brancacci de la iglesia florentina del Carmine, que habrían de ejercer una profunda influencia en muchos de sus coetáneos como: Paolo Ucello, Andrea del Castagno, DomenicoVeneziano y Piero della Frnacesca, quien introdujo en la monumentalidad de Masaccio un delicado refinamiento en el tratamiento de la luz y el color.
 
Menos solemne y más preocupada por el dinamismo y por los aspectos de la vida cotidiana, fue la pintura florentina e la segunda mitad del siglo XV representada ante todo por Sandro Botticelli, Benozzo Gozzoli y Domenico Ghirlandaio. Umbría dio también en esta época personalidades de primera línea, como Andrea Mantegna, pintor de poderosa personalidad y autor de violentos escorzoz, como el Cristo Muerto de la Pinacoteca de Brera, en Milán.
 
 
Venus y Marte de Sandro Botticelli, (National Gallery, Londres).
 
 
 
La Pintura del cinquecento

 
La Sagrada Familia del cordero, obra de Rafael (Prado, Madrid).
 
 
Así cmo el quattrocento está lleno de figuras relevantes, el cinquecento está dominado por tres grandes creadores: Leonardo Da Vinci, Rafael y Miguel Ángel. Leonardo aportó a la pintura la técnica del sfumato (esfumado), con la que diluye los contornos y suaviza los colores al fin de conseguir una nueva realidad plástica, más expresiva y  poética, impregnada de una atmósfera nebulosa. Rafael, con su perfección formal, su serenidad, su equilibrio y sus composiciones geométricas, representa el clasicismo por antonomasia, el triunfo de la belleza, el orden y de la armonía. Miguel Ángel, más interesado por el dibujo anatómico, el volumen y el movimiento iría evolucionando hacia una expresión dramática que anticipaba ya el manierismo. Obras cumbres de la pintura universal son La Cena de Leonardo, en el refectorio de Santa Maria delle Grazie los frescos de las Estancias del Vaticano, de Rafael, y la capilla Sixtina (escenas del Génessis en el techo y el Juicio Final en el testero), de Miguel Ángel.
 
Miguel Ángel llevó la pintura miral al apogeo de su monumentalidad. En 1508 inició la decoración al fresco de más de mil metros cuadrados de la bóveda de la Capilla Sixtina en el Vaticano, que termió cuatro años después, con un inmenso programa iconográfico sobre la historia de la slavación.
 
 
Detalle del mural de la historia de la salvación ( Capilla Sixtina del Vaticano).
 
 
 
 
 
ANÁLISIS DE LAS PINTURAS
DE BOTICELLI
 
 
 
La Primavera
 
 
 
 
Esta obra fue realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici en la ciudad de Florencia. El nacimiento de Venus fue un encargo posterior, de otra persona para un lugar diferente, aunque a fines de siglo estas dos pinturas estuvieran juntas.

 
Giulio Carlo Argan pone en evidencia cómo esta tabla se pone en contraste con todo el desarrollo del pensamiento artístico del siglo XV a través de la perspectiva. Identifica el arte con la interpretación racional de la realidad, que culmina con la grandiosa construcción teórica de Piero (della Francesca).Botticelli opta aquí por un formato monumental, con figuras de tamaño natural, y lo compagina con una gran atención al detalle. Esto puede verse en las diversas piezas de orfebrería, representadas minuciosamente, como el casco y la empuñadura de la espada de Mercurio o las cadenas y los broches de las Gracias. Estudios interesantes son los que se han realizado sobre las relaciones dimensionales de las partes de la escena en referencia a reglas musicales.
Mientras algunas de las figuras estaban inspiradas por esculturas antiguas, estas no eran copias directas sino adaptadas al lenguaje formal propio de Botticelli: figuras de elevada estatura, delgadas, ligeramente alargadas, muy idealizadas, cuyos cuerpos a veces parecen artificiosamente estirados y presagian el estilo elegante y cortés del manierismo del siglo XVI. Como fuente iconográfica para la representación de las tres Gracias Botticelli parece recurrir a la Puerta del Paraíso realizada por Ghiberti en el Baptisterio de Florencia, en particular el grupo de siervas en el relieve de Esaú y Jacob. Las figuras destacan contra el fondo por la claridad de su piel y sus ropajes, de colores claros e incluso transparentes. La composición participa del fondo arbolado, con un bosque ordenado y vertical para servir de fondo, casi plano y severo, a la danza y al corro. Los personajes se sitúan en un paisaje de naranjos, árboles tradicionalmente relacionados con la familia Médicis. No obstante, hay quien apunta a que son en realidad mandarinas, cuyo nombre clásico, medica mala, aludiría a los Médici. Detrás de Venus hay un mirto, planta tradicionalmente sagrada para ella. Mientras, la parte derecha está hecha de árboles doblados por el viento o por la fuerza creadora, en concreto laureles, lo que sería una alusión al novio, Lorenzo, en latín Laurentius. En suelo es una capa de hierba muy oscura en la que están detalladas flores típicamente toscanas que aparecen en el mes de mayo. Son también reconocibles las de Flora: en la cabeza lleva violetas, aciano y una ramita de fresas silvestres; en torno a su cuello, una corona de mirto; en el manto lleva rosas; por último, va esparciendo nomeolvides, jacintos, iris, siemprevivas, clavellinas y anémonas.

 

 
Nacimiento de la Venus

 

 
Es una pintura de Sandro Botticelli (1445 - 1510). El nacimiento de Venus representa una de las obras cumbres del maestro italiano. Está ejecutada al temple sobre lienzo y mide 184,5 centímetros de alto por 285,5 cm de ancho. Se conserva en la Galería de los Uffizi, Florencia.

 
egún cuenta la leyenda Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Crono y luego arrojados al mar. El título de la obra no es, por lo tanto, exacto, ya que el cuadro no representa el momento del nacimiento de la diosa, sino que muestra la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican, como Chipre, Pafos o Citerea. La diosa es empujada por el soplo de los dioses alados, entre una lluvia de flores.
A la izquierda aparecen los primeros dos personajes de la obra. Uno de ellos es Céfiro (Dios del viento del oeste); a su lado está Cloris (que significa pálido). Es la ninfa de la brisa y esposa de Céfiro a quienes los romanos apodaron Flora. También se ha identificado con Aura, diosa de la brisa. Céfiro y Cloris, fuertemente abrazados simbolizan la unión de la materia y el espíritu. A su alrededor caen rosas, flores que según la leyenda después se convertirán en seres.
El centro de la composición está ocupado por la diosa Venus sobre una concha que flota en un mar verdoso. Tiene la actitud de una Venus púdica: una mano sobre el pecho y otra sobre el sexo. Cubre con sus largos y rubios cabellos sus partes íntimas, aunque la larga cabellera, colocada en la entrepierna, acaba recordando al vello púbico, cuya representación estaba prohibida. El cabello es un ornamento eminentemente erótico; Botticelli lo pinta con largos arabescos que rozan la anatomía de la diosa con una delicada caricia. Con su brazo derecho trata delicada y casi inocentemente de taparse sus pechos. Su postura curvilínea sigue siendo propia del gótico. Ahora bien, el contrapposto, con todo el peso en la pierna izquierda y el pie derecho un poco atrasado y ligeramente levantado, se considera una actitud inspirada en las estatuas antiguas en particular las del helenismo. Se representa, sin embargo, al prototipo de belleza botticelliana semejante a la que aparece en La calumnia de Apeles; se cree que en esta Venus pudo representar a Simonetta Vespucci, glorificada en las Stanze de Poliziano, aunque la cuestión ha de quedar abierta. El rostro recuerda al de las vírgenes de Botticelli: muy joven, de boca cerrada y ojos claros. Su expresión melancólica es impropia de la Antigüedad, asociándose más bien a la expresión de una bondad de raigambre cristiana. La piel de Venus es de color marfil, un blanco con una ligera tonalidad amarillenta y con ocasionales matices rosa. Esta tonalidad no recuerda a la piel, no sugiere carne tibia y flexible, sino la superficie y la firmeza de una estatua.
Desde los tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa pagana desnuda y de tales dimensiones: el desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo. Venus sustituye a la Virgen, expresando una fascinación hacia la mitología común a muchos artistas del Renacimiento.
Una de las Horas o Ninfas que espera a la diosa en la playa, para cubrirla con un manto rojo con motivos florales. Se cree que se trata, específicamente, de la Primavera, la estación del renacer. Lleva un traje floreado: es blanco y está bordado de acianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.
El que la ninfa tape con su manto a la diosa es señal de que los misterios de Venus, como los del conocimiento, se encuentran ocultos.
El paisaje no recibe especial interés por el pintor, lo que es una característica de Botticelli, como él mismo reconoció ante Leonardo da Vinci. Los árboles forman parte de un pequeño bosque de naranjos en flor, esto corresponde al sagrado jardín de las Hespérides en la mitología griega. No obstante, los naranjos, lo mismo que el laurel, también presente, pueden entenderse como alusiones a la familia Médicis. Destacan los ropajes, caracterizados por tener una gran marcación de pliegues. Esta composición es de estructura más rigurosa, llena de líneas y de movimientos armónicos.

 

 

 




ESCUELAS: SIENA Y FLORENCIA


Escuela de Siena (Siglo XIV)

 
Siena fue ciudad rival política de Florencia durante gran parte de la Edad Media. También tuvo una actividad artística más relevante que Florencia (aunque sólo hasta el XV).

 
Las principales características de la pintura gótica de la Escuela de Siena son:
  • Vida artística muy corta. 
     
  • Pintura de carácter más lírico que la de Giotto y la Escuela de Florencia, que es más fuerte de expresión.  
     
  • Tendencia a los iconos. 
     
  • Cierta influencia de los libros iluminados. 
     
  • Formas: en vez del dibujo racional y geométrico hay una línea de caligrafía, ligera. 
     
  • Importancia del color azul que se hace con polvo de lapislázuli. 
     
  • Los pintores más importantes de la Escuela de Siena fueron: Duccio y Simone Martini.


DUCCIO

 
Pintor italiano, precursor del estilo renacentista, que llevó a la cumbre el arte medieval italiano de tradición bizantina. Nació en Siena y fue el fundador de la escuela pictórica de esta ciudad. Sus trabajos, de carácter religioso, se caracterizan por la sensibilidad del dibujo, la habilidad de la composición, la calidad decorativa similar a los mosaicos y una intensidad emocional mayor que la del modelo bizantino que seguía. Su obra más famosa, y la única firmada, es la Maestà (1308-1311), un gran retablo pintado por ambas caras; en la actualidad la mayor parte de esta obra se encuentra en el museo de la Catedral de Siena. La parte frontal muestra a la Virgen entronizada y rodeada de un gran número de ángeles, santos y apóstoles, levemente naturalistas. El reverso del retablo (que fue separado en 1795) contiene 26 escenas del magisterio y la pasión de Cristo. En algunas ya puede verse un tratamiento nuevo, más realista de la perspectiva. Las escenas de la predela (pintura de la zona inferior del retablo bajo el panel central) se hallan dispersas en varios museos. Otra pieza fundamental de Duccio di Buoninsegna es la Madonna Rucellai (encargada en 1285). Se trata de un retablo que muestra a la Virgen sentada en el trono con el Niño Jesús, con un fondo de oro de tradición bizantina y flanqueada por ángeles de rodillas. Esta obra la pintó para la iglesia de Santa María Novella de Florencia y en la actualidad se encuentra en la Galería de los Uffizi. Entre todas las obras que se le atribuyen están algunos paneles pequeños y polípticos de la Virgen.
 
 
La Maestá. Cristo y la Samaritana. Realizado en temple sobre tabla con medidas de 43,5 x 46 cm, ( Museo Thyssen-Bornemisza).


 


La Maestá. Muerte de la Virgen. Realizado en temple sobre tabla con medidas de 39,7 x 45,2 cm, ( Museo Ópera del Duomo. Siena ).


 

  

 
SIMONE MARTINI

  
Simone Martini no sólo trabajó en Siena, sino también en Avignon para la Corte de los Papas. Allí difundió su estilo que influirá en la pintura francesa. Se funden ambos y dan lugar al estilo gótico internacional.

Las principales obras de Simone Martini son:
 
 
La Anunciación. Se trata de una pintura sobre tabla, realizada al temple. En ella, predomina lo decorativo, el lujo, en definitiva, la búsqueda de la belleza. Las figuras son estilizadas, con rostros ovalados y ojos alargados. Aunque el fondo dorado es plano, consigue sensación de perspectiva gracias a la representación de dos objetos: un mueble y un florero.
 
Otra de sus obras importantes son el Descendimiento de la cruz (Catedral de Siena). En este trabajo Simone Martini demuestra su inquietud por el realismo, gracias a la acumulación de personas, los rostros de pena de los personajes, etc.
 
En su obra la Piedad o Lamentación sobre Cristo muerto. Martini va cargando la pintura de elementos decorativos, como árboles, coronas, etc. Poco a poco, también adquirirá interés por conseguir cerrar la escena.
 
Otras obras de Simone Martini son la Sagrada Familia o el Retrato ecuestre de Gidoriccio. Se trata de una pintura al fresco, con fondo oscuro, monocromo. En esta obra, Martini se inspira en el arte antiguo (en la estatua de Marco Aurelio).


El Descendimiento de la cruz , Catedral de Siena.




La anunciación del Ángel a la Virgen.


 

 
Las principales características de las obras de Siena son:
  • Riqueza del color.
  • Aristocratismo.
  • Lujo
  • Belleza de las vestimentas.
  • Cuidado del dibujo, de la línea.

  


Escuela de Florencia



 
La Pintura del Doecento, en Italia, estaba dominada por la maniera greca, una forma o estilo de pintura mural o mosaico caracterizada por la composición plana y por su temática y estética bizantina. A lo largo del siglo XIII, pintores italianos como Pietro Cavallini, Cimabue y oltros, al incluir en sus pinturas, elementos con acentos paleocristianos, retomaron una tradición que nunca se había perdido del todo y que estaba muy presente ya en los frescos i mosaicos de la iglesia de San Clemente al Laterano (hacia 1080), o en los mosaicos del ábside de Santa Maria in Trastevere (hacia 1145), ambas iglesias en Roma .
 
Giotto di Bondone y los pintores de la escuela florentina, durante los primeros años del Trecento, al superar la maniera greca lograron un avance decisivo en el desarrollo de un nuevo lenguaje pictórico. La ciudad de Florencia, junto con la ciudad de Roma habían sido los reductos más persistentes de la tradición clásica durante la etapa de la Pintura del Doecento, caracterizada por sus acentos bizantinos que dominaba el arte de la pintura en la Italia del Duocento. La Arquitectura gótica nunca llegó a echar raíces en Italia, donde los franciscanos y los dominicos impulsaron la forma de construir de las iglesias del Císter, caracterizadas por la nave como recinto o lugar principal de la iglesia, por el cambio en las proporciones a favor de la anchura o por la restitución de los muros que se impuso en las iglesias toscanas de Santa Maria la Novella (1278) de Florencia o de Santa Maria sopra Minerva de Roma y en las Iglesias Superior e Inferior de Asís, culminando en la iglesia de la Santa Croce (1294) de Florencia, donde el arquitecto Arnolfo di Cambio volvió al techo artesonado basilical, abandonando la bóveda gótica en una tendencia de la arquitectura que preludia el Renacimiento.Para sus contemporáneos, la impresión que les causó la fidelidad a la naturaleza de la obra de Giotto fue irresistible; contraponen el nuevo estilo de Giotto con la artificiosidad y rigidez del arte bizantino ya que, a pesar de las innovaciones de los artistas del Doecento, la maniera greca” constituye, al final del siglo XIII, el estilo de la pintura más extendido en Italia.
 
De los 28 episodios que componen el conjunto de las Historias Franciscanas que Giotto y sus discípulos pintaron en la Iglesia Superior de San Francisco en Asís, sólo unos pocos son obra plena de Giotto, otros los realizó conjuntamente con sus ayudantes, pero en el conjunto laten, con fuerza sus ideas: los registros épicos, el calor humano con el cual interpreta un tema sacro y, por encima de todo la sobriedad, es decir, la capacidad de simplificar y ordenar la experiencia de la realidad, de relacionar pictóricamente aquello que hasta entonces no había sido posible expresar en la pintura, la representación directa de las cosas.
 
En el año 1304, Giotto termina el ciclo de frescos en la Capilla de la Arena o de los Scrovegni en las ruinas de la antigua arena (anfiteatro romano) de Padua. La Capilla de la Arena es un edificio muy sencillo en el cual, por medio de seis ventanales, todos ellos en el mismo lado de la nave, entra una luz clara y tranquila que constituye el fondo ideal para la obra del Giotto. El conjunto de temas de los frescos de la capilla de la Arena abarca, como en las portadas esculpidas de las grandes catedrales, los grandes temas del pensamiento medieval : sobre la entrada el Juicio Final y las postrimerías del mundo; en los muros laterales, sobre el zócalo con las virtudes y los vicios, la historia de la Redención: la vida de María y la vida de Cristo, finalmente el Cristo en majestad en la pared del coro. El programa iconográfico didáctico del arte gótico se mantiene, pero sus formas ya no son esquemáticas como en las estatuas o los mosaicos, sino que en sus escenas brilla la armonía de las proporciones del cuerpo humano y las gradaciones tonales que modelan la luz y los volúmenes de los vestidos, del paisaje, de las figuras de hombres y animales, y de los rostros de los personajes. Dos siglos más tarde, Cennini escribió : “Giotto rimuto l’arte del dipingere di greco in latino, e ridusse al moderno”.
 
Giotto dispone las historias en una serie de compartimientos historiados encuadrados por orlas con medallones que se extienden en tres franjas superpuestas dónde cada uno de los compartimientos es concebido como una ventana o boca de escenario. En Padua o en Asís, Giotto sitúa los personajes del episodio encuadrados en la antedicha ‘‘ventana’’ del compartimiento historiado. En la descripción de los sucesos, las escenas todavía se limitan a los personajes y sus movimientos, las figuras mantienen todavía un peso escultórico, pero la elocuencia de los personajes y de sus gestos es capaz de transmitir la verdad de sus sentimientos. Una interpretación innovadora se extiende sobre los elementos del fondo, del paisaje y de las arquitecturas; en todos estos elementos se deja de lado la estilización, para tomar como modelo la simple y pasajera realidad.
 
 



Sobre el fondo de arquitecturas o paisajes dibujados en complejas perspectivas, algunas de las cuales están en proyección frontal, Giotto desarrolla el espació pictórico, esto es un ámbito de tres dimensiones que se extiende en profundidad por detrás de la superficie pintada en lo que es la principal innovación de la pintura del Trecento y el más importante avance que se haya dado en toda la Historia de la Pintura. Con el espacio pictórico nace la pintura moderna.